jueves, 2 de octubre de 2008

VOLVER AL CAMPO

Allí encontré un lugar de pureza, de encuentro místico, de sanación. Un lugar de reecuentro de la vida familiar, de inspiración poética, de instrospección, de estado meditativo. Un lugar de renovación de mi juventud; y donde Él me devolvió la inocencia y ¡de vida contemplativa!. Una puerta hacia nuevos universos, mundos nunca vistos ni esperados. Allí descubrí ¡mi ESPACIO SAGRADO!
Ahora que estoy en la ciudad nuevamente y canto con alegría mi experiencia rústica. Cuando comparto la luz de sanación de mi cuerpo y de mi alma, me preguntan: "¿Acaso no puedes volver al campo? ¿Qué haces aquí en el mundo de la competencia, cuando ya habías descubierto la libertad?" Entonces reflexiono y me doy cuenta que ese Templo lo llevo conmigo. No importa si regreso al campo o no. Aquí está el tesoro, lo traje conmigo: es mi alma ígnea, fusionada con el Creador. Ahora está en la ciudad y debo compartirlo, fusionarme ... sino ¡no he aprendido nada!

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